Rehabilitar para rentabilizar

Rehabilitar una vivienda es un dilema para muchos propietarios que dudan de si merece la pena o no ese desembolso de cara al futuro. En ocasiones, una reforma vivienda es imprescindible, sobre todo si existen elementos en mal estado, pero en otras, la reforma suele hacerse con un objetivo inversor: si me gasto X dinero en esta casa y la vendo obtendré un X+Y en un futuro a corto plazo.

Existen innumerables empresas que se dedican a este particular: la compra de vivienda antigua para reformar, sobre todo en barrios punteros de grandes ciudades. Estas empresas peinan el mercado en busca de oportunidades. Sucede, por ejemplo, en barrios céntricos de Madrid como Chueca, Malasaña o Lavapiés.

Estos barrios combinan viviendas de vecinos de toda la vida, por así decirlo, con personas acomodadas que buscan pisos con alto nivel de confort pero situadas en una zona central con acceso a todo tipo de servicios cercanos además de una gran actividad cultural. Este proceso de llegada de nuevos vecinos y de salida de viejos vecinos entra dentro del fenómeno conocido como gentrificación que en Chueca y Malasaña es un hecho incontrovertible y que en Lavapiés ya se empieza a vislumbrar.

De cualquier forma, si nuestra intención es reforma vivienda para luego venderla debemos ser más que eficientes en la rehabilitación. Para empezar, debemos ‘copiar’ el modus operandi de las empresas especializadas. Estas empresas reforman las viviendas atendiendo a una serie de criterios estructurales, arquitectónicos y estéticos que se relacionan con las tendencias actuales.

¿Y cuáles son las tendencias actuales? En los pisos antiguos de los barrios céntricos abundan las viviendas de pequeño tamaño con muchas habitaciones pequeñas. La tendencia actual busca abrir el espacio, tirar abajo tabiques y hacer confluir las estancias.  

Se recomienda acudir a profesionales del sector para dejarnos asesorar. Lo primero es informar de nuestras intenciones y siempre pedir varios presupuestos, con ligeras variaciones en nuestras peticiones para sondear qué es lo que más nos conviene. Hay que tener en cuenta que una buena rehabilitación puede marcar la diferencia entre la rentabilidad y la ruina… también económica.