Demasiada dependencia

Está más que claro que los móviles se han adueñado de nuestras vidas en casi que todos los aspectos, nada más despertar casi todo el mundo coge el teléfono a ver si tiene algún mensaje o si le ha llegado algo, aunque por lo general por la noche es raro que entren mensajes a no ser que sean de publicidad o algo similar.

Tener una buena tarifa de móvil se ha convertido casi en algo obligatorio en nuestros teléfonos ya que si no tienes datos en tu teléfono móvil parece que estás desfasado con el tiempo que corremos, la gente se comunica más por el whatsapp que por llamadas y tener datos en el teléfono móvil es muy importante para seguir estando comunicado con el resto de la gente que te conoce, hay muchas compañías hoy en día en las cuales podrás elegir diferentes tarifas de móvil pero en masmovil podrás encontrar las mejores tarifas que te puedan ofrecer hoy en día.

Nos hemos convertido en adictos con los móviles, si vas por la calle podrás comprobar que la gran mayoría de las personas que te cruzas por la calle van viendo para el móvil ya bien sea porque está escribiendo algo o va buscando canciones para reproducir en el teléfono que ha suplido a los reproductores de mp3, a los walkman y a cualquier otro reproductor de música que hayamos usado antes de tener teléfonos que hacen casi todo lo que queramos.

Ahora las autoridades se están dando cuenta de que la gente se aventura a la calle sin apenas mirar para adelante, van por la calle mirando hacia el móvil y eso podría causar bastantes accidentes ya que hasta para cruzar las calles van viendo para el móvil, el otro día en la televisión vi como ideaban unas luces en la acera para que los que vayan a cruzar y mientras estén viendo el teléfono podrán ver las luces preparadas para ellos en la acera.

Los teléfonos móviles nos tienen dominados, aunque eso sólo sea una tendencia temporal a ver qué es lo siguiente que dejamos que nos influya tanto.

Ni en la residencia ni encerrado en casa

Cuando una persona llega a cierta edad comienza a volverse cada vez más dependiente, especialmente si existe alguna enfermedad degenerativa que haga que la persona no pueda estar sola. Para la familia llega el momento de enfrentarse a una durísima decisión: la de buscarle una residencia o llevar a esta persona a casa y acomodar la vida de toda la familia para poder atenderlo como es debido.

Muchas familias deciden que la residencia no es una opción, ya sea porque su familiar no se siente cómodo o ya sea porque no hay plazas públicas y las privadas no son asumibles. Además, en nuestro país todavía hay una gran cultura de la familia en la que tener a los padres en casa es lo habitual.

El problema viene cuando esta persona necesita que alguien la cuide las veinticuatro horas. ¿Qué se puede hacer entonces? ¿Debe un miembro de la familia renunciar a su trabajo para dedicarse a tiempo completo a esta persona? ¿Pagar a alguien para que cuide al mayor pero resignándose a que esté en casa la mayor parte del día?

Hay una salida intermedia, la de contratar un Centro de día en Madrid en la que el mayor pueda estar durante gran parte de la jornada diaria. Allí cuenta con todo lo que necesita, desde atención médica y de especialistas para realizar rehabilitación o talleres especializados hasta la compañía de otras personas de su edad con las que poder estar y compartir el tiempo.

Una vez acabada la jornada la persona volverá a casa con su familia y podrá compartir tiempo con los hijos o con los nietos durmiendo en su propia cama. Todos podrán seguir con su vida y el mayor podrá tener también su vida propia y sus actividades adecuadas.

Para esta persona, estar en un centro de día es una opción entretenida, una razón para levantarse todos los días y seguir un horario sin quedarse en la cama o en casa. En los casos de demencias y Alzheimer, cuando la enfermedad avanza, estos centros son un lugar seguro donde dejarlos sabiendo que gente especializada en este tipo de casos atenderá al paciente de la manera más adecuada.

De esta manera la familia puede tener a su mayor en casa, pero no tendrá que hacerse cargo a tiempo completo sacrificando su vida personal y su vida laboral. Una conciliación real que merece la pena.

Holaluz se propone alcanzar a finales de 2017 los 150.000 clientes

La joven comercializadora eléctrica cerró el ejercicio 2016 con casi 100.000 clientes de sus servicios de luz y gas.

La compañía Holaluz echó el cierre el ejercicio 2016 con 90.000 clientes de luz y 5.000 de gas, según publicó recientemente El Economista. Seis años después de su fundación, la comercializadora eléctrica puede presumir de una importante progresión que sitúa su nivel de facturación por encima de los 100 millones de euros. Sin embargo, en este 2017 Holaluz quiere dar un salto que marque un antes y un después en su joven historia. Aspira, de hecho, a alcanzar una cifra de clientes que ronde los 150.000, lo que supondría un incremento del 50% en un único ejercicio.

Para ello, en los últimos meses ha realizado un importante desembolso destinado principalmente a realizar campañas de publicidad y comunicación con el objetivo de incrementar el conocimiento de una marca que nació en 2010 como una alianza empresarial de tres amigos, convencidos de que ‘otra eléctrica es posible’, uno de los lemas que definen a la compañía, que también trabaja para posicionarse como la comercializadora de ‘la luz justa’. La apuesta del día a día de Holaluz pasa por dotar de contenido real estas frases, proporcionando un servicio que busca la transparencia en la comunicación con el cliente, el ahorro en la factura de la luz y la sostenibilidad medioambiental.

Así, toda la energía que comercializa Holaluz es de origen renovable (solar, hidráulica, eólica, biomasa, biogás), sus tarifas de luz pretender ofrecer el mejor precio del mercado, facilitando una alternativa barata, y las facturas de Holaluz apuestan por la claridad y sencillez en la descripción de los conceptos para facilitar que el cliente sepa exactamente porqué está pagando y las claves del ahorro en la factura de la luz.

Estas son las bazas con las que Holaluz busca hacerse un hueco en un mercado dominado por las grandes compañías eléctricas. El objetivo de la pequeña comercializadora es alcanzar el 2% de la cuota de mercado, principalmente atrayendo a clientes domésticos descontentos con el trato y los precios de las grandes firmas.