Llegando a fin de mes

Entre el alquiler y el carro de la compra todos los meses es un suplicio llegar a final de mes. Yo soy de esos que cobra el salario mínimo interprofesional. Y eso que lo han subido hace unos meses. Pero como todo lo demás también sube, apenas lo he notado. El gasto del alquiler es fijo y contra eso poco se puede hacer. Al menos rezar para que no me lo suba más, porque en seis meses se acaba el contrato y se supone que el casero podría cambiar las condiciones.

Así que solo me queda batallar con el carro de la compra que yo prefiero llamar carro de combate. Tengo un presupuesto mensual que no puedo superar pero soy de los que quiere alimentarse bien. De hecho, me gustaría ir al gimnasio, pero es una de las cosas que he tenido que quitar. Estoy intentando sacar una oposición de la Guardia Civil y debo estar en forma, pero ha aprendido a hacer ejercicio gratis: correr en el parque y pesas en casa. 

A nivel de alimentación, no obstante, soy muy escrupuloso: sigo una dieta en la que tengo en cuenta las proteínas, las grasas y demás. Para mí, por ejemplo, son muy importantes los nutrientes de la carne y también del pescado. Pero sucede que los alimentos frescos son los más caros. También soy un gran consumidor de fruta y verdura. Pero es lo mismo: producto fresco y de calidad, producto caro.

He eliminado casi por completo los alimentos procesados que, en realidad, tampoco son nada baratos. Al contrario: la comida preparada sale más cara que si me la preparo yo en casa. También soy un poco cocinillas, así que no me importa pasar tiempo en la cocina. Es una de las cosas buenas de mi trabajo: gano poco pero tengo tiempo tanto para estudiar como para cocinar.

Por supuesto, otro tipo de ocio queda descartado. Prefiero centrar mis finanzas en los nutrientes de la carne que en salir con los amigos y beber unas copas. Me levanto por la mañana satisfecho y aunque siempre voy justo de dinero espero que eso cambia pronto cuando saque la oposición.