Necesito calzado nuevo 

Me he impuesto un régimen muy riguroso de dispositivos electrónicos. Cierto es que no soy una persona que se enganche fácilmente a ellos, pero cuando pasas 24 horas entre cuatro paredes, día tras día, y todo el mundo se pasa todo el tiempo dando la tabarra con el monotema, uno tiende a coger el móvil para ‘desconectar’ y consigue exactamente lo contrario: acabar viendo memes sobre cuarentenas. Así que trato de mirar el móvil nada más que para lo esencial, otra palabra que también se ha vuelto de moda.

Y como ya tenía pensado comprar unas zapatillas para este verano y ahora tengo más tiempo para mirar, pues he usado mi media hora de móvil para ver qué hay en el mercado. Y me he encontrado con unas zapatillas ecologicas que me han llamado mucho la atención. Al principio, uno puede fruncir un poco el ceño cuando se trata de aplicar ese adjetivo a la ropa. Pero luego entiendes que tiene su sentido, también, por supuesto, desde el punto de vista del marketing. 

El adjetivo ‘ecológico’ se cotiza muy bien. Obviamente, añadir ese término facilita un impacto inicial en determinado tipo de consumidores. Pero lo más importante es que ese término venga justificado por algo más que un mero envoltorio. Estas zapatillas ecológicas se inspiran en un nuevo tipo de concepto comercial que trata de imponer el uso de materiales sostenibles, procedentes del comercio local y con un tipo de fabricación respetuosa con el medio ambiente.

Todo ello es lo que, al final, hará ganarse el favor de ese tipo de consumidor responsable que se decanta por productos que justifican su sostenibilidad con propuestas reales. Si unas zapatillas se fabrican en Bangladesh en una fábrica en la que se explota el trabajo de menores, no es precisamente un producto muy ecológico, aunque no use piel animal. Todo el proceso debe respetar esas nociones. 

Investigando un poco, la firma que está detrás de estas zapatillas me ha convencido. Y, por supuesto, también me gustan a nivel estético, que es otro aspecto decisivo: al fin y al cabo, si una prenda no gusta, da igual que sea ecológica, ¿no?