Enviado especial 

Mi empresa llevaba tiempo haciendo la denominada de gira de suministradores, una forma de conocer de primera mano un buen número de suministradores de los principales instrumentos que luego nosotros ofrecemos a nuestros clientes finales. Para nosotros es fundamental contar con suministradores fiables de cara a garantizar el mejor servicio a nuestros clientes. En cierta forma, dependemos de ellos y por eso es tan importante una relación fluida con los mismos, porque ante cualquier fallo, nosotros seremos los responsables ante el cliente.

No obstante, en los dos últimos años, mi empresa canceló esta gira por motivos sanitarios ya que al fin y al cabo tampoco se trataba de algo imprescindible, aunque sí importante. Pero dadas las mejores circunstancias actuales, se ha decidido retomar esta costumbre y yo seré uno de los miembros de la ‘embajada’ para lo cual ya hemos recogido nuestros Colgantes mosquetón – lanyards que deberán presentarse en las sucursales de los suministradores. 

Para mí será la primera vez y es una buena oportunidad para conocer cómo trabajan otras empresas de nuestro mismo sector, aunque ellas se dediquen a proporcionar suministros y no ofrecer soluciones finales como nosotros. Pero, tal y como me han comentado otros compañeros, la experiencia es muy interesante desde el punto de vista laboral. Y es que, si llevas trabajando mucho tiempo en una misma empresa como es mi caso, acabas adaptado a una serie de patrones de trabajo que son diferentes a los de otras compañías.

En este sentido, nuestra empresa es bastante tradicional en la forma en la que enfoca el trabajo. De hecho, le costó bastante poner los medios adecuados para facilitar el teletrabajo en el momento más delicado de la pandemia porque no era una alternativa aplicada hasta ese momento en nuestra empresa. 

Por el contrario, también es cierto que los sueldos son un poco más elevados que en otras compañías de la competencia. De cualquier forma, tras recoger los Colgantes mosquetón – lanyards para la gira de suministradores llega el momento de recuperar algunas de nuestras buenas costumbres que nos han llevado a ser una referencia en nuestro sector.

¿Cómo hacer un rascador para tu gato?

Los rascadores para gatos son mucho más que un juguete. Son una auténtica necesidad para los felinos que viven en interiores y que no tienen la oportunidad de gastar sus uñas marcando árboles o escarbando en tierra.

Para un gato, rascar es mucho más que un juego, es una forma de comunicación ya que con el rascado marcan sus zonas de actuación y avisan a otros animales de su presencia. Si en un hogar el gato no tiene un lugar donde rascar y dar rienda a este instinto, acabará haciéndolo en las esquinas del sofá, los marcos de las puertas o los muebles.

En el mercado hay una gran cantidad de modelos de rascadores muy atractivos y que abarcan todos los tamaños, pero con frecuencia son caros. Y no siempre se dispone del espacio suficiente para ellos. Por eso, hacer un rascador puede ser una gran idea, ya que resulta muy sencillo.

Solo necesitas madera fina, como la que puedes comprar al corte en cualquier tienda de bricolaje, Cordón retorcido de sisal y cola blanca. Mejor de la que se usa para las manualidades de niños que no resulta tóxica.

Una buena idea es comprar dos trozos de madera y unirlos con unas pestañas en forma de L. De esta manera podemos colocar el rascador en la esquina del sofá a donde le gusta ir al gato a arañar o en una puerta. También podemos usar una tabla alargada que más tarde atornillaremos en la pared para que el gato pueda no sólo arañar, sino también estirarse por completo.

Escogido el diseño, clavamos una esquina de sisal en un punto de la madera y comenzamos a enrollarlo alrededor de la misma.  Utilizaremos la cola para que cada fila de sisal quede firmemente unida a la anterior y a la madera y de este modo el rascador no se desmonte el primer día de juegos. Es muy importante que el cordón quede perfectamente tenso para que no se enganche al jugar y se acabe despegando fácilmente.

Los primeros días, es posible que el gato no sepa muy bien qué es lo que le estamos ofreciendo y muestre reticencia. Una buena idea es jugar con tu minino e invitarlo a arañar, incluso cogiéndole las patas de forma cariñosa y pasándolas por el sisal. En poco tiempo, el rascado se convertirá en uno de sus juguetes favoritos.