La vida sigue 

Creo que todos estamos deseando retomar nuestra vida anterior a la crisis sanitaria, pero ese momento no parece llegar nunca. Con los medios de comunicación haciendo un tétrico conteo diario del número de muertos y contagiados tenemos la sensación de vivir en un apocalipsis permanente. A veces pienso en qué pasaría si los periódicos empezasen a poner en portada el número de casos diagnosticados de cáncer al día, o el número de ataques al corazón o el número de suicidios. Pero, en fin, esperemos que el tiempo ponga a cada uno en su sitio y determiné quién actuó con responsabilidad y quién no. 

Pero la vida sigue, con pandemia o no. Debemos trabajar, movernos y hacer lo posible por ser felices, dentro de las limitaciones que nos imponen basadas en criterios tan volubles como el propio aire que respiramos. Cuando pude volver a tomar el cangas vigo barco una vez que se levantaron las primeras restricciones a la movilidad sentí el aire del mar en mi cara y fue una de las experiencias más sanadoras que tuve en años. En ese momento me di cuenta de los necesario que es para el ser humano respirar aire puro, ver el mar, y sentir el calor (o el frío) de una mañana soleada. 

Desde aquel día me planteé la importancia de salir de casa siempre que fuera posible y estuviera permitido. Porque si tal vez tuvo su sentido aquella primera restricción de movilidad en el momento más duro de la pandemia, teniendo en cuenta el desconocimiento sobre lo que nos enfrentábamos, se ha demostrado que el ser humano no puede permanecer encerrado en casa durante largas temporadas, no es su naturaleza. 

En mi caso, por motivos de trabajo, pero también personales, suelo tomar el Cangas Vigo barco varias veces a la semana. Los pasajeros cumplimos con las normas, todo el mundo va con mascarilla, y los responsables de la empresa que gestiona los barcos se toma muy en serio todo lo relacionado con la limpieza y la desinfección. Al final, ellos son los que menos quieren que se den focos de contagio en sus transportes. Y es que nadie quiere contagiarse, pero también necesitamos seguir con nuestras vidas.