Malas prácticas que perjudican la salud del cuero cabelludo

El cuero cabelludo se corresponde con «la piel en donde nace el pelo», citando la definición de la Real Academia Española. Estos tejidos recubren la mayor parte del cráneo, siendo un tipo de piel especialmente vulnerable a las temperaturas extremas, la fricción o el uso de productos nocivos para el cabello.

 

Precisamente, el abuso de tintes, champús, acondicionadores y fijadores es perjudicial para el cuero cabelludo, como avalaría cualquier dermatologo pelo en Vigo. Estos productos contienen ingredientes que, en cantidades y frecuencias elevadas, suponen un deterioro de la fibra capilar, causándole desde quemaduras visibles hasta el molesto efecto frizz.

 

La práctica contraria, denominada ‘no poo’, tampoco es la solución. Las grasas, las células muestras e incluso la polución se acumulan en el cuero cabelludo, por lo que su limpieza regular con champús de marcas recomendadas y en proporciones adecuadas es lo más indicado.

 

Otro de los errores habituales consiste en lavarse la cabeza con agua demasiado caliente, superando los 41 grados centígrados. Esta práctica es desaconsejable, ya que acarrea un aumento de la sequedad y las irritaciones y resulta, en definitiva, perjudicial para la piel y los folículos pilosos. En cambio, tomar una ducha fría incrementa la brillantez de la fibra capilar y contribuye al sellado del pelo.

 

Estrechamente relacionado con el cuero cabelludo está el propio cabello, y determinados hábitos aceleran su debilitamiento. Frotar agresivamente el pelo durante su lavado o secado es uno de ellos. La razón es simple: esta práctica tiende a abrir las cutículas y también fomenta el efecto frizz.

 

Como es natural, el atado del cabello mientras permanece mojado es otro hábito nada saludable. Se estima que favorece las señales y el aspecto seco y quebrado en la fibra capilar. Tampoco es recomendable envolver el pelo en una toalla como parte de la rutina de secado, por más que las estrellas de cine contradigan esta advertencia.

¿Por qué me costará tanto ir al dentista? 

Lo tengo en la agenda desde hace varios meses: la limpieza dental que me recomendaron ya hace tiempo. Soy consciente de la importancia que tiene, pero siempre lo voy dejando, nunca encuentro el momento. ¿Por qué será? ¿Por qué esta (peligrosa) dejadez con el tema del dentista? ¿Soy el único que nunca acaba de encontrar el momento para ir al dentista? Por supuesto, si tengo un dolor o algo concreto voy, pero cuando se trata de citas de revisión, lo voy dejando para más adelante.

Y tengo que decir que estoy bastante contento con el dentista al que voy actualmente. Hace años, cuando llegué a vivir aquí, es verdad que me costó un poco encontrar el lugar adecuado. Busqué clinicas dentales en santiago de compostela y probé en un par de sitios. Es cierto que para todo lo relacionado con la salud soy un poco especial. No busco tanto los “mejores” sino aquellos que me hagan sentir cómodo. 

Siempre escucho a la gente decir que tal o cual médico es muy “bueno”, pero yo no voy buscando que sea el más experto en todo, porque yo doy por hecho que todos los profesionales de la salud son eso, profesionales, pero lo que yo necesito es algo más. En el caso de los dentistas, cuando busqué clínicas dentales en Santiago de Compostela, lo que pretendía era alguien que me hiciera sentirme cómodo cuando me subo a la butaca esa y abro la boca, que me sepa explicar las cosas con sencillez y que sea cálido. Porque en alguna ocasión me he encontrado con algún dentista un tanto rudo que parece que había caído en la clínica por castigo. Y no, gracias.

Pero por la experiencia que tengo reciente, creo que los dentistas también son conscientes de que deben cultivar ese don de gentes para tratar al paciente con calidez para que se sienta cómodo en la consulta. Al final, un paciente lo que quiere es tener una buena salud bucodental, pero sin que cada consulta sea un suplicio. Porque si es así, entonces sí que no voy a ir nunca…

Visita Córdoba con todo bien atado

Córdoba es uno de los destinos turísticos más solicitados. No importa la época del año, siempre hay gente en esta ciudad tan bonita y tan llena de historia en cada uno de sus rincones. Por eso, cuando se viaja a este lugar, es conveniente tener todo atado y bien atado para que no haya desagradables sorpresas.

Una de las primeras cosas que tenemos que hacer es reservar parking Cordoba y así dejar el coche. No es buena idea moverse en vehículo particular ya que los lugares que querremos ver serán los mismos que querrán ver el resto de viajeros y podemos acabar perdiendo mucho tiempo en aparcar en cada lugar. Dejar el coche en un parking y usar el transporte público es la mejor de las opciones cuando no sea posible ir caminando.

También es importante reservar las entradas para todos los museos o lugares que queramos visitar. Sitios de gran interés, como la Mezquita, pueden tener listas de espera en fechas muy señaladas y siempre es aconsejable llevar todo comprado. Nos aseguramos así que vamos a poder entrar y no nos vamos a quedar con las ganas de nada. Antes de comprar las entradas podemos leer información no solo oficial, sino también de otros viajeros. De esta manera, podemos saber qué lugares son los que queremos ver sí o sí y el tiempo que nos llevará visitar cada uno de ellos. Esto nos ayudará a organizar el día y a dar prioridad a lo que de verdad queremos ver.

Muchas personas, cuando hacen turismo, también quieren comer en algún lugar típico. Puedes consultar cuáles son los locales más valorados y hacer también una reserva. Así, no tendrás que estar buscando mesa en las horas punta en las que todo el mundo quiere parar a comer. No olvides planificar tu ruta de manera ordenada, para que no vayas de una punta a otra y tengas que regresar luego. El tiempo es valioso, sobre todo cuando tienes poco y quieres ver muchas cosas.

Evidentemente, no se trata de ir con un horario ajustado ni tampoco de estresarse, así que siempre pon márgenes amplios para que puedas parar a tomar café, a disfrutar de un paisaje o entrar a comprar algo en una tienda de recuerdos sin estar pensando en que tienes que apurar para llegar a la siguiente visita. Se trata de que puedas visitar lo que te apetece, sin miedo a no tener entradas.