INTENTAR AYUDAR A UN AMIGO

Desde niño me ha encantado el fútbol, jugaba a todas horas e incluso soñaba con jugar al fútbol cuando dormía, pero con los años me he dado cuenta de que no era el fútbol en sí lo que me gustaba, sino que lo que me gustaba era competir, me da igual a lo que fuese, lo divertido es competir para intentar ganar.

Compito hasta cuando no me doy cuenta, cuando voy caminando por la calle y alguien me adelanta, se activa el modo competición y comienzo a caminar a una velocidad mucho mayor de la que llevaba cuando me adelantaron, pero a partir de ese momento ya no me adelanta nadie más.

Pero con quien de verdad me encanta competir es con unos de mis mejores amigos, ya que llevamos compitiendo el uno contra el otro desde que tenemos uso de razón, pero ahora no estamos en momento de competir, ya que mi amigo no está pasando por su mejor momento y parece ser que su matrimonio no va a durar mucho tiempo más. Esta noticia nos ha dejado a todos un poco descolocados, porque nadie lo veía venir, pero mi deber fuera de la competición es apoyarle con todo lo que pueda hacer por él. Pocas veces le había visto más triste que cuando me lo contó el otro día. Al final va a tener que hacer reformas en su vida, más que nada por culpa de su mujer que es la que está complicando todo. Personalmente, a su mujer no  me interesa volver a verla, porque a lo mejor le digo todo lo que no he podido decirle durante estos años. Pero las que de verdad van a sufrir más son las niñas que tienen en común. ¿Por qué la gente se casa a lo loco si después al primer problema se abandonan? Es algo que no puedo comprender y que en muchos casos se ve venir mucho antes de que se celebre la boda.

Visto lo visto, no creo que me case nunca, ya nunca tuve mucha intención pero ahora ya no me queda ninguna clase de intención