¿Qué es la radiofrecuencia facial y para qué sirve?

Las técnicas de rejuvenecimiento facial viven su mejor momento, y la radiofrecuencia en particular figura entre las soluciones más aclamadas por la eficacia y durabilidad de sus resultados. ¿Es un método seguro, indoloro y libre de efectos secundarios a largo plazo? La respuesta es afirmativa al consultar a un dermatólogo especialista en tratamientos cara en Vigo, Santander y otros municipios donde este tratamiento recibe una demanda alta.

La radiofrecuencia facial se fundamenta en el efecto estimulante de las ondas de radiofrecuencia sobre las capas profundas de la piel. La elastina y el colágeno, dos proteínas estructurales presentes en los tejidos conectivos, intensifican su actividad gracias al calor de dichas ondas.

Este tratamiento estético se caracteriza por prescindir de anestesias y cirugías. Su carácter no invasivo agiliza el periodo de recuperación y reduce las molestias del paciente, además de ahorrarle el riesgo de complicaciones que acarrean otros procedimientos.

Mientras que los resultados de la toxina botulínica y otras técnicas se debilitan con el paso del tiempo, la radiofrecuencia aumenta la tersura y suavidad de la piel de forma duradera. Su impacto sobre las cicatrices, la flacidez y los pómulos caídos. En muchos sentidos, es similar al lifting pero sin bisturí.

Además, la aplicación de ondas electromagnéticas en el rostro y el cuello reafirma la piel con mayor eficacia que otros tratamientos. Porque la radiofrecuencia incide sobre la raíz del problema: la pérdida de producción de colágeno y elastina que afecta a las personas de edad avanzada, fenómeno que logra revertir.

La circulación sanguínea también se ve mejorada gracias a la radiofrecuencia. Así, las pieles del rostro y otras zonas adyacentes logran oxigenarse y regenerarse. Igualmente, las ondas electromagnéticas influyen positivamente sobre el drenaje linfático, de importancia crítica en la retención de líquidos que generan bolsas bajo los ojos y otros signos de la edad.