Cambio de bañera por plato de ducha: accesibilidad y estilo en el baño

Si estás considerando un cambio bañera por plato de ducha en Pontevedra, no estás solo: la tendencia de sustituir la clásica bañera por duchas a ras de suelo ha convertido muchos baños gallegos en auténticos spas urbanos sin necesidad de cruzar el charco. Mientras algunos procrastinan pensando si ese salto de 50 centímetros será el inicio de una odisea europea, otros ya disfrutan de la sensación de amplitud y seguridad al pisar cerámica antideslizante en lugar de pelearse con aquel borde que a veces parecía más alto que el muro de los celtas.

La maniobra no se reduce a despedirse de una bañera incómoda: es una declaración de intenciones contra resbalones y caídas inesperadas, especialmente para quienes tienen tendencia a bailar un “tango acuático” sobre una superficie mojada. El plato de ducha a ras de suelo presume de un acceso inmediato, ideal para quienes arrastran rodilleras o para niños que aún practican acrobacias imposibles antes de abandonar el baño. Desde el punto de vista práctico, los hogares que apuestan por esta transformación ganan en practicidad y en cotización: un baño accesible es un atractivo extra para futuros compradores que valoren la comodidad sin tener que añadir la etiqueta de “reforma urgente”.

Pero no todo es funcionalidad: el estilo ha dejado de ser un privilegio de las revistas de decoración. En Pontevedra, las empresas de reformas han desplegado un repertorio casi infinito de acabados para platos de ducha que imitan desde la madera envejecida de los bosques atlánticos hasta la elegante pizarra oscura, sin olvidar los tonos pastel que evocan el vaivén de las olas en la costa gallega. Un plato minimalista con mampara de cristal transparente y grifería empotrada puede convertir el baño más estrecho en un salón de limpieza digno de portada. Y si eres de los que creen que la cerámica es prehistoria, siempre puedes optar por un revestimiento continuo de resina, capaz de articular esquinas y rincones sin juntas visibles, ideal para pedirle a tu móvil una playlist que te haga sentir King o Queen del mambo mientras te duchas.

El proceso de instalar un plato de ducha en lugar de la vieja bañera suele llevarse a cabo en pocos días, dependiendo de los imprevistos: una tubería maltrecha, un desagüe despistado o un suelo que decide cantar “entre la espada y la pared”. Sin embargo, con profesionales de la zona acostumbrados a lidiar con baños de todas las épocas y estilos, el plazo medio se sitúa entre 48 y 72 horas. Antes de comenzar, conviene revisar el estado del sistema de evacuación, elegir un recubrimiento resistente al agua y planificar la ubicación de la grifería para no acabar lavando los pies al levantarte de la cama. Pensar en ángulos de apertura de puertas abatibles o correderas también puede ser decisivo para aprovechar cada centímetro, sobre todo si el baño no es digno de una suite de hotel, sino más bien de un escondite secreto.

Convertir tu baño en un oasis de comodidad y diseño implica una pequeña inversión, pero también una gran rentabilidad: amortizarás la obra a través del disfrute diario, el aumento del valor de la vivienda y la tranquilidad de contar con un espacio libre de barreras. Al final, quienes se atreven a modernizar su casa descubren que un proyecto de reforma no es solo paredes nuevas o tuberías recalculadas, sino una oportunidad para reinventar la forma de vivir lo cotidiano y celebrar cada ducha como si fuera la primera copa de vino en una terraza al atardecer.