Recomendaciones para mantener la fachada en óptimas condiciones

Las grietas, suciedad y desconchones son signos evidentes de que una fachada carece de las atenciones y cuidados necesarios. A los daños superficiales siguen los estructurales, encareciendo el alcance de las reparaciones. Por este motivo, se recomienda actuar con rapidez, renovando en primer término la pintura de la fachada. Antes de comprar pinturas para exteriores, deben estudiarse las condiciones ambientales de la vivienda.

La oferta de pinturas para fachadas es extensa (acrílicas, elásticas, de resina de silicona, etcétera), y su elección se ajustará a factores como la exposición solar del inmueble. Los pigmentos blancos, por su capacidad para reflectar la radiación, son apropiadas para regiones soleadas, mientras que las pinturas antihumedad muestran un mejor rendimiento en climas fríos y húmedos.

La humedad es uno de los agentes externos más dañinos para la fachada. Impermeabilizarla es un primer paso para neutralizar su acción e impedir que pueda filtrarse o ser absorbida por la natural porosidad de los materiales. Para las obras nuevas, se elegirán morteros y otros productos con las prestaciones adecuadas, mientras que se aplicará a las existentes un tratamiento aislante.

Las grietas son un mal extendido en viviendas de cierta antigüedad. Estas fisuras propician que el agua se filtre al interior de la edificación, con efectos negativos: pérdidas de energía, aumento del gasto de suministro eléctrico, etcétera. Sellarlas con masillas de silicona ha de tener la máxima prioridad, ya que las grietas se agrandan con el paso del tiempo, junto con sus desventajas.

Con frecuencia, la formación de grietas está causada por humedades derivadas de canalones y bajantes en mal estado. La suciedad (ramitas, hojas, etcétera) impide el libre curso del agua de lluvia en los bajantes y otras tuberías, vertiéndose por la fachada sin remedio. Eliminar estas obstrucciones y reemplazas los tramos rotos de canalón permite solventar este problema.