Sabor bajo cero: 5 razones para consumir la cebolla congelada

Pocos ingredientes son tan propios y necesarios en la gastronomía española como la cebolla. Por más que nos hagan llorar, estas hortalizas no sólo dan sabor a las comidas, sino que suponen un ingente aporte de vitaminas y minerales, muchas de las cuales poseen beneficios medicinales: digestivos, antioxidantes, cardiosaludables, diuréticos, prebióticos, etcétera.

 

Que exista una fuerte demanda de Proveedor de cebolla congelada demuestra que las formas de conservar y de ingerir esta hortaliza están cambiando, y para bien. Una de las razones más evidentes para congelar cebollas es la durabilidad. En efecto, las bajas temperaturas contribuyen a preservar la apariencia, el sabor y los valores nutricionales de estas verduras.

 

Elegir cebollas congeladas en lugar de frescas conlleva un ahorro de tiempo y de molestias, indispensable en una sociedad tan ajetreada como la actual. Las cebollas comercializadas suelen estar troceadas, para que el consumidor deba únicamente abrir el envase, descongelar la porción deseada y verterla en la sartén.

 

De hecho, las cebollas que se adquieren cortadas contribuyen al aprovechamiento de los alimentos, un serio problema en los países europeos, donde cada año se desperdician toneladas de ellos. Y es que el consumidor puede elegir qué cantidad descongelar, en lugar de dividir en dos, tres o cuatro partes una cebolla, cada de las cuales se oxidará con el paso de las horas y perderá gran parte de sus propiedades.

 

Precisamente, la congelación de esta hortaliza garantiza que su contenido en nutrientes y minerales se mantendrá intacto con el paso del tiempo. Las cebollas congeladas no son alimentos procesados, sino que permanecen sin cambios (aditivos, saborizantes, conservantes, etcétera) desde su cosecha. En otras palabras, son cebollas iguales a las frescas, pero mucho más duraderas.

 

Con esta y otras hortalizas congeladas, los consumidores ganan en confort, ya que les ahorra la tarea de limpiarlas y lavarlas, lidiar con plagas molestas o incluso desechar algunas piezas por encontrarse en mal estado. Estas molestias brillan por su ausencia en los envases de cebolla congelada.