El tesoro de casa 

En la antigua casa siempre miraba con envidia a los del edificio de enfrente. Ellos no tenían que salir a aplaudir a las 8 colgados de la ventana, sino que podían hacerlo en la comodidad de su terraza, sentados tomando un gin-tonic. No digo que eso fuera la causa de nuestro cambio de casa, porque era algo que ya estaba previsto, pero sí aumentó nuestras ganas de entrar en nuestro nuevo piso que estaban terminando a poca distancia de allí.

Cuando finalmente la urbanización fue terminada, nos mudamos y comenzamos el proceso de amueblar la casa. La verdad es que es un proceso largo que puede ser tedioso en algunas ocasiones pero que, cuando por fin termina, le deja a uno un aire de triunfo. Desde luego que amueblar una casa no es rápido ni barato. Además, nosotros queríamos hacerlo todo con mimo. No nos valía cualquier cosa para quitarlo de en medio porque iba a ser, teóricamente, nuestra casa definitiva.

Así que cuando en alguna ocasión me cansaba un poco de todo esto, me iba a la terraza y pensaba: “vale, hay que tomárselo con calma”. Y es que yo mismo me encargué de esa parte del piso acudiendo a un Fabricante de muebles para terraza. Pensé muy bien cómo iba a organizar la terraza porque era un espacio considerable. Desde luego que iba a requerir una importante inversión porque además queríamos instalar calefactores para poder usar la terraza también en invierno tal y como hacen los locales de hostelería.

Tras algunas dudas, al final acabé pidiendo asesoramiento. No quería equivocarme con una parte tan importante de la casa. El Fabricante de muebles para terraza también contaba con un departamento especial de asesoría. Me apoyé en ellos para dar forma a la terraza de mis sueños, ese lugar en el que ir a descansar cuando uno está hasta arriba. 

Por lo que pude intuir había una fiebre por el terraceo desde la pandemia así que tenían muy buenos diseños preparados dependiendo de factores como el tamaño del espacio, la orientación, la humedad y, por supuesto, los gustos de los clientes.